En el día a día de una oficina los gastos de recursos y sus desechos pueden llegar a ser toneladas: papeles, productos orgánicos, bolsas; así como objetos que merecen mayor cuidado en su reciclaje como bombillas, pilas y equipos tecnológicos. Por eso, es indispensable que las empresas tomen consciencia de su deber como entes que promueven el menor uso de recursos y su adecuada disposición final. Muchas son las compañías que han decidido quitar los cestos de la basura de cada puesto de trabajo y establecer estaciones de reciclaje. Tampoco hay disposición de productos plásticos para el consumo de bebidas y hay centrales para desechar pilas y baterías, así como el uso controlado de papeles y su adecuada reutilización. Bancolombia, por ejemplo, ha establecido un programa de manejo de residuos que les ha permitido ser más efectivos en el uso de los recursos. Por ejemplo, en el edificio San Marín, ubicado en Bogotá, se ha establecido una gestión de los residuos generados por su operación, donde se clasifican, recolectan y almacenan de acuerdo con sus características y se entregan a terceros idóneos para un manejo adecuado. Todo comienza con la separación de los residuos que hacen los mismos empleados. Los que son reciclables se entregan a un proveedor para su comercialización y valorización. Luego son reinvertidos en diferentes acciones ambientales y sociales lideradas por la Dirección de Sostenibilidad.Para los residuos no reciclables, se minimiza su volumen y se entregan a la empresa de aseo para su disposición en relleno sanitario, mientras los residuos peligrosos tienen un sitio de almacenamiento especial hasta que se entregan a un gestor externo autorizado para su aprovechamiento, tratamiento o disposición final. Son, por ejemplo luminarias o baterías. Otra de las estrategias ha sido crear el programa llamado Logística Inversa, que consiste en recolectar residuos de papel y cartón, retirar cestos de basura de los puestos de trabajo, ubicar puntos ecológicos para favorecer la separación y el uso de cajas de cartón con tapa tipo buzón, para depositar papel. Esta estrategia le ha permitido a la empresa ahorrar 500 mil litros de agua usados para el lavado de las papeleras y 10 mil bolsas plásticas a la semana. Y, finalmente, otra de las estrategias es el aprovechamiento de los respuestos de máquinas que se van a reponer. Pequeñas labores que impactan, gracias al trabajo diario de los empleados y a la creación de estrategias a gran escala de una compañía. Un aporte a la obligación de la humanidad de producir menos desechos y reciclar los que origina. , ELESPECTADOR.COM – Medio Ambiente,
Constructor de Paz y Empresario Gabriel Ricardo Morales Fallon
Gabriel Morales Fallon trabajando por un mundo sostenible