Dos grados de aumento de la temperatura global promedio parece una cifra mínima. Casi imperceptible si se piensa que para llegar al punto de ebullición el agua necesita alcanzar los 100°C. Sin embargo, cuando se habla de cambio climático, este número –dos– significa el punto de no retorno. La línea roja que, si se cruza, podría acabar con el equilibrio de los ecosistemas y la supervivencia de las especies. Para llegar a ese punto, sólo nos falta emitir 1.000 gigatoneladas (gt) de CO2.

Es por esto que “mantener el incremento de la temperatura muy por debajo de 2°C y hacer el mayor esfuerzo para no sobrepasar 1,5°C”, fue la meta que se adoptó en París durante la Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Un acuerdo histórico que le hace frente a uno de los mayores desafíos de la humanidad y que busca que todos los países que hagan parte, sin importar si son “desarrollados o en desarrollo”, contribuyan a evitar que la temperatura global llegue a su punto de ebullición.

Para lograr esta meta, cada país debe presentar su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés). Es decir, debe informar qué porcentaje de emisiones va a reducir y, si así lo desea, puede también anunciar cuáles son sus planes de adaptación e implementación para cumplir con el objetivo que planteó.

Colombia presentó el compromiso de reducir sus emisiones en un 20 % para 2030 y aumentaría la cifra a 30 % si recibe financiación de otros países. Pero la pregunta para muchos es: ¿Cómo va a lograr Colombia cumplir con este compromiso? ¿Cuándo entra en vigencia el Acuerdo de París?

Se prendió el acelerador

Después de que el Acuerdo de París fue adoptado, 180 países lo suscribieron en Nueva York en el mes de abril. Sin embargo, la firma si bien es una muestra de la voluntad de los estados, no es suficiente para hacer obligatorio el contenido del tratado. Para que esto suceda, se deben cumplir dos condiciones: que 55 países lo ratifiquen y que, sumados, esos países representen mínimo el 55 % de las emisiones globales, tomando como base una tabla concertada para tal efecto que asigna a cada país un porcentaje de emisiones.

A principios de este mes, durante la reunión del G20, dos de los más grandes emisores, China y Estados Unidos, con porcentajes asignados de 20,09 % y 17,89 % respectivamente, ratificaron el Acuerdo y pisaron el acelerador de su entrada en vigor. Con esto, ya son 61 los países que son parte del Acuerdo y que suman el 47,8 % de las emisiones (ver infografía). Una situación que, según explica Carolina García, oficial para la incidencia en política de WWF, sirve para que el país prenda las alarmas y agilice su proceso de ratificación.

“Es muy importante que Colombia no deje pasar el tiempo, porque si el Acuerdo entra en vigor sin que el país lo ratifique, los países que sí lo hicieron van a empezar a reunirse formalmente en el seno de la CMA (el máximo órgano decisorio) y a tomar decisiones importantes sobre el desarrollo del Acuerdo.”, afirmó la experta.

¿Por qué 20 %?

El país presentó un compromiso de tres dimensiones: mitigación, adaptación y medios de implementación. El primero, como se sabe, es reducir el 20 % de las emisiones con base en un escenario proyectado. Pero además Colombia se comprometió con diez acciones de adaptación que se priorizarán a 2030 y en los medios para implementarlo.

Las cifras, claro, no son arbitrarias. Según explica Iván Darío Valencia, coordinador de la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono (Ecdbc) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, antes de presentar su contribución, se modelaron tres escenarios teniendo en cuenta cuánto emitía cada sector y cuánto podían llegar a costar las acciones de mitigación.

“La proyección se hizo a partir del inventario de emisión de gases que presentó el Ideam en el 2010, acompañado de un estudio macroeconómico realizado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), porque la idea es reducir las emisiones sin afectar lo económico”, señala. “En el escenario que nos dio el 20 %, todos los costos están por debajo de los 20 dólares por tonelada reducida, que si bien puede aumentar a la hora de implementarse, fue una medida académica clave para tomar la decisión”.

¿Qué está haciendo Colombia para cumplir?

El ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, radicó ante el Congreso el proyecto de ley que aprueba la ratificación en Colombia del Acuerdo de París. Este es el primer paso para que Colombia se haga parte, pues una vez aprobada la ley, pasa a sanción presidencial y luego debe someterse a consideración de la Corte Constitucional, que verifica que no existan vicios de fondo ni de forma.

Una vez declarado exequible, la Cancillería prepara y deposita, ante el secretario general de Naciones Unidas en Nueva York, el instrumento de ratificación. Con este último paso, Colombia pasa a ser Parte del Tratado. Este proceso, con la debida voluntad política, puede durar cerca de un año.

Sin embargo, paralelamente con el proceso descrito se vienen adelantando varias acciones encaminadas a cumplir tanto con la meta de mitigación como con la de adaptación previstas en la NDC de Colombia.

Según Rodrigo Suárez, director técnico de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, se ha adelantado un proceso de concertación y coordinación a nivel intersectorial para que cada entidad competente presente cuál será su contribución para lograr ese 20 %. Esto permitirá que los ministerios de Ambiente, Vivienda, Agricultura, Transporte, Minas y Comercio desarrollen su propio Plan de Acción de Mitigación.

Igualmente explica que estos sectores, junto al Ministerio de Hacienda y el de Salud, han venido formulando sus Planes Sectoriales de Adaptación para ajustarse a los efectos que podría tener un clima cambiante. De hecho, los planes de agricultura y transporte ya se están implementando.

En cuanto a los avances de las otras diez acciones, el presidente Juan Manuel Santos recientemente anunció que de los 36 páramos que se quieren delimitar para 2018, diez ya han sido cartografiados. Además, se espera que en los próximos dos años, 2 millones y medio de hectáreas más sean protegidas. Lo que equivaldría a que Colombia tenga un área resguardada del mismo tamaño que Uruguay.

¿Cuál es el escenario para hacerlo?

El espacio para engranar todos los esfuerzos que está haciendo Colombia es el recientemente creado Sistema Nacional de Cambio Climático (Sisclima). Una herramienta que le permitirá al país aterrizar las agendas de mitigación y adaptación de los ministerios y llevarlas a nivel local. Para esto, el sistema tiene dos instancias: la Comisión Intersectorial de Cambio Climático, donde se sientan todos los ministerios y el DNP para acordar para dónde ir, y nueve nodos regionales que están divididos en Amazonia, Orinoquia, Norte Andina, Antioquia, Eje Cafetero, Caribe Insular, Pacífico Norte, Pacífico Sur y Centro Oriente.

“Estos nodos obedecen a unas características eco-regionales y lo que buscamos es que allí se dé la interlocución de los actores públicos, privados, las corporaciones, las gobernaciones, las ONG, academia y centros de investigación para tomar decisiones”, aclara Suárez. Además, de forma paralela se está redactando la Ley de Cambio Climático que, según Suárez, se estará presentando por estos días en la Comisión Intersectorial de Cambio Climático antes de llegar al Congreso.

Una tarea que, como explica García de WWF, “toca empezar a trabajar desde ya para que se pueda cumplir. Sobre todo ya que los países sorprendieron al mundo con su voluntad política y es muy posible que el Acuerdo entre en vigor este año”.

, ELESPECTADOR.COM – Medio Ambiente,

Constructor de Paz y Empresario Gabriel Ricardo Morales Fallon

Gabriel Morales Fallon trabajando por un mundo sostenible